CRISTO, NUESTRO ABOGADO ANTE EL PADRE

6ª Lección sobre Santuario: Cristo nuestro abogado ante el Padre

En el Capítulo 4, al estudiar Daniel 8:14, descubrimos algunos hechos asombrosos concernientes a la profecía que abarcó unos 2.300 años de historia mundial. "Hasta dos mil trescientas tardes y mañanas; luego el santuario será purificado". Esta gran profecía de tiempo se divide en dos secciones. La primera cubre un lapso de 490 años; la segunda se extiende a través de unos 1.810 años, llevándonos hasta el otoño de 1.844 d. C. Fue precisamente a esta fecha que se refirió el profeta Daniel. Citemos una vez más Daniel 8:14- "Hasta dos mil trescientas tardes y mañanas; luego el santuario será purificado ".

Para entender el significado de las palabras “...luego el santuario será purificado " es preciso que sepamos a qué santuario se alude aquí porque no hay que olvidar que en la Biblia se mencionan dos santuarios: el que existió desde el tiempo de Moisés hasta Cristo, y el celestial que siempre ha sido. Leemos lo siguiente en Hebreos 9: 1: “... aun el primer pacto tenía ordenanzas de culto y un santuario terrenal”. Ese primer pacto mencionado en este pasaje bíblico duró desde Moisés hasta la crucifixión de Cristo y, como lo indica claramente el texto, sus ordenanzas se efectuaban en el santuario terrenal. Los próximos cuatro versículos describen este santuario: " ... pues el Tabernáculo estaba dispuesto así: en la primera parte, llamada el Lugar Santo, estaban el candelabro, la mesa y los panes de la proposición. Tras el segundo velo estaba la parte del Tabernáculo llamada el Lugar Santísimo. Allí había un incensario de oro y el Arca del Pacto cubierta de oro por todas partes, en la que había una urna de oro que contenía maná, la vara de Aarón que reverdeció y las tablas del pacto. Sobre la urna estaban los querubines de gloria que cubrían el propiciatorio ". No puede haber equivocación en cuanto al sentido de este pasaje: es una descripción del santuario o tabernáculo que fue construido en el desierto y de los artículos que contenía, como por ejemplo la urna de oro que contenía maná y la vara de Aaron que reverdeció.

Los servicios del santuario terrenal se llevaron a cabo hasta que fue edificado el templo de Salomón, dentro del cual siguieron realizándose hasta que fuera destruido por Nabucodonosor, rey de Babilonia. Más adelante, en los días de Zacarías el profeta, el templo fue reconstruido. Este era el santuario del primer pacto que estaba en pie cuando Cristo anduvo en la tierra.

Ya se ha visto que el sacerdote entraba en el primer departamento del santuario diariamente durante el año para cumplir ciertas funciones que tenían que ver con la obra de hacer separación entre el pecado y el pecador. El sacerdote pasaba a través del velo y entraba en el segundo departamento, o lugar santísimo, solamente una vez al año. Esto se verificaba en el Día de la Expiación cuando el sacerdote entraba en el segundo departamento para purificarlo. El santuario señalaba al Señor Jesucristo como Redentor nuestro. En su totalidad, los servicios del santuario eran símbolos del ministerio sacerdotal de Cristo y todo holocausto lo representaba a él.

Es preciso recordar que todos los artículos del santuario eran símbolos de Cristo como Redentor nuestro. El candelabro de oro era un símbolo de Jesús quien se declaró ser “la luz del mundo" (Juan 8: 12) El pan de la proposición representaba a Jesús, quien dijo, "Yo soy el pan de vida. El que a mí viene nunca tendrá hambre” (Juan 6:35). Él era el verdadero pan descendido del cielo del cual podemos alimentarnos y vivir para siempre. El altar de incienso prefiguraba a Jesús como Intercesor y Redentor que defiende nuestro caso ante Dios. El propiciatorio, símbolo del trono de Dios, representaba la expiación hecha en nuestro favor en virtud de la sangre de Jesús. El altar del holocausto o sacrificio es una representación de Jesús como Cordero de Dios inmolado por nosotros. Luego estaba el lavacro, que era una representación de Jesús, el que nos lava y hace aceptables ante la misma presencia de nuestro gran Dios.

Que el santuario en su totalidad fuese una representación simbólica del ministerio sacerdotal de Cristo es una maravillosa revelación. Él estaba representado en cada sacrificio y cumplió las dos fases del sacerdocio: 1) la de morir como sustituto por la humanidad caída; y 2) la de interceder ante el Padre a favor de todo pecador arrepentido. Pero todas estas cosas -el mobiliario, los accesorios del santuario terrenal, como también el sistema ceremonial de sacrificios de animales; las ofrendas, los servicios en que oficiaban los sacerdotes, llegaron a su fin cuando Cristo, el Cordero de Dios, murió en la cruz y exclamó, "¡Consumado es!" y el velo del templo, también símbolo de su cuerpo mutilado, se rasgó en dos de arriba a abajo.

Cuando ascendió a los cielos, Cristo "...no entró en el santuario hecho por los hombres, figura del verdadero, sino en el cielo mismo, para presentarse ahora por nosotros ante Dios" (Hebreos 9:24). De modo que el santuario terrenal caducó y pasó a la historia. Fue destruido por el ejército romano en el año 70 d. C.

"Ahora bien, el punto principal de lo que venimos diciendo es que tenemos tal sumo sacerdote, el cual se sentó a la diestra del trono de la Majestad en los cielos. Él es ministro del santuario y de aquel verdadero tabernáculo que levantó el Señor y no el hombre" (Hebreos 8: 1, 2). Este santuario, que había de ser purificado, es el Celestial, donde Jesús lleva a cabo su ministerio de intercesión. El santuario terrenal se aplicaba al primer pacto. El santuario celestial tenía que ver con el nuevo y eterno segundo pacto. En otras palabras, el nuevo pacto, ratificado por la sangre de Cristo derramada en la cruz del Calvario, reemplazó el antiguo pacto. Por lo tanto, el santuario celestial tomó el lugar del santuario terrenal. El sacerdote del antiguo pacto ejerció su ministerio en el santuario terrenal hasta que Cristo fue crucificado, pero al dar su vida como Cordero de Dios una vez para siempre, Jesús penetró los cielos para presentar su sangre por nosotros en calidad de Sumo Sacerdote en el santuario celestial.

Bajo el antiguo pacto, los sacerdotes ejercían su ministerio en relación con los Diez Mandamientos. Y Jesucristo, nuestro Sumo Sacerdote, que ahora se encuentra en el cielo, bajo el nuevo pacto ejerce su ministerio en relación con esos mismos preceptos originales, los Diez Mandamientos dados por Dios. Leemos en Hebreos 8: 8-10: "Vienen días - dice el Señor - en que estableceré con la casa de Israel y la casa de Judá un nuevo pacto. No como el pacto que hice con sus padres el día que los tomé de la mano para sacarlos de Egipto. Como ellos no permanecieron en mi pacto, yo me desentendí de ellos -dice el Señor...”. Ojo, por favor, a lo siguiente: "Por lo cual, este es el pacto que haré con la casa de Israel después de aquellos días -dice el Señor - Pondré mis leyes en la mente de ellos y sobre su corazón las escribiré; y seré a ellos por Dios y ellos me serán a mí por pueblo ". ¿ Qué es lo que dice Dios? Dice que quitará el pecado de sus corazones, les dará un nuevo corazón y escribirá sus leyes en sus mentes y sobre sus corazones. Dios no dijo, "Abrogaré mi pacto, y os daré leyes nuevas" . Ni tampoco dijo, “Os daré gracia en reemplazo de los Diez Mandamientos ". Lo que en verdad Dios está intentando decirnos es que en virtud de su gracia, escribirá sus leyes sobre nuestros corazones y que pondrá nuestras vidas en conformidad con sus preceptos. Sencillo, ¿verdad? En lugar de sencillo, tal vez yo debiera decir que es algo más bien hermoso. ¿No es grato pensar que Dios está dispuesto a hacer esta obra en nosotros?

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